Un grupo de perros orinando protegen a la diosa de la caza romana en lo alto de una fuente en el Palacio de Fontainebleau en Francia.
El Jardín de Diana, meticulosamente cuidado y algo escondido en el Palacio de Fontainebleau, recibió su nombre por su icónica estatua de Diana, la diosa romana de la caza, que es una réplica de la versión antigua que el rey Enrique IV recibió del Papa.
El Château de Fontainebleau fue originalmente un pabellón de caza real, lo que hace que la fuente y el jardín sean un apropiado guiño a las raíces medievales de la fastuosa propiedad. La estatua de la diosa Diana está acompañada por una manada de perros majestuosos cuyo rostro sombrío les hace parecer como si no estuvieran demasiado contentos de estar permanentemente medio dormidos.
La fuente original ganó bastante reconocimiento y admiración. Después de que fuese trasladada al Louvre en el año 1600, se instaló una réplica, que incluía la adición de los ciervos y perros de aspecto austero. Hacer que los perros orinen continuamente fue una hazaña significativa de la ingeniería hidráulica. Debido que el bronce tiende a envejecer cuando se expone a los elementos, los sabuesos y sus homólogos se han ido volviendo verdes en los últimos tiempos.
El pintoresco Jardín de Diana fue diseñado durante el reinado de Enrique IV. Originalmente fue un jardín privado para el Rey y la Reina. El paisaje fue cultivado por primera vez en los estilos clásicos italianos y franceses, con el objetivo de llamar la atención sobre las fuentes y las estatuas diseminadas por todo el terreno. Desde entonces, el jardín ha adoptado un estilo inglés más pintoresco.
Hoy en día, el Jardín de Diana en Fontainebleau es un lugar pequeño e íntimo donde uno puede ir y reflexionar sobre la rica historia real que está fuertemente entrelazada con los zarcillos de plantas en macetas y majestuosos árboles.
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