Situado en el departamento francés de Ariège, el Castillo de Foix es una de las atracciones más interesantes de los Pirineos del Sur. Esta majestuosa ciudadela se alza sobre una colina rocosa por encima de la ciudad del mismo nombre. El Castillo de Foix forma parte de la lista de monumentos de importancia nacional del Ministerio de Cultura francés.
Las tres torres del Castillo de Foix son la imagen de tres ejemplos de arte de fortificación de diferentes períodos de la historia. Las dos torres cuadradas son del siglo XII y una gran torre redonda fue ya construida entre los siglos siglo XV-XVI.
Los hallazgos arqueológicos en la zona del actual Castillo de Foix indican que este lugar ya fue habitado en tiempos prehistóricos. Durante la dinastía merovingia, se levantó una pequeña fortificación y, en el siglo X, fue construido un gran castillo cuya primera mención aparece en un documento del año 987.
En el año 1002 el castillo aparece en el testamento del conde Roger I de Carcasona, en el que deja el castillo al cuidado de su hijo menor Bernard. El Castillo de Foix ocupa una posición estratégica importante, proporcionando control sobre el valle del río Ariège. No es casualidad que en 1034, tras ser declarado la capital del condado de Foix, el castillo se convirtió en el hogar de los condes de Foix durante más de dos siglos.
A principios del siglo XIII en el sur de Francia se sucedieron una serie de guerras albigenses libradas por la Iglesia Católica contra los cátaros (los partidarios del movimiento religioso cristiano) a los que pertenecía el conde de Foix en aquel momento. Los altos sacerdotes católicos declararon contra los cátaros una cruzada.
Para el inicio de la cruzada, los integrantes de la Iglesia Católica tuvieron mucho éxito. Fueron capaces de adquirir rápidamente muchas fortalezas importantes de los cátaros, incluyendo su principal bastión de Carcasona. Después de la caída de Carcasona, el ejército católico dirigido por el conde Simón de Montfort fue sitiando el castillo de Foix. Pero, al mismo tiempo, el castillo era prácticamente impenetrable, de modo de tomar el control de la fortaleza fue imposible y Montfort falló. Como resultado, la invasión de los cruzados no tuvo consecuencias graves para el condado de Foix gracias a su gran castillo.
En la segunda mitad del siglo XIV durante el reinado del Condado de Gastón III de Foix-Bearne, en el castillo se comenzó la construcción de una gran torre redonda. En aquella época representó un trabajo bastante complicado y costoso. Los fondos para la construcción de esta torre fueron probablemente conseguidos por Gaston después de salir victorioso en una vieja disputa con la casa de Armagnac.
Maqueta del Castillo de Foix a escala 1:60.
En diciembre de 1362, el ejército de Gaston derrotó al ejército del conde Juan II de Armañac en la batalla de Launac tras una invasión a Foix por parte de éste último. Durante la batalla, varios nobles fueron capturados y encarcelados en el propio Castillo de Foix, donde se mantuvieron hasta que Gaston decidió liberlarlos. Al mismo tiempo se seguía construyendo la gran torre circular del castillo, la cual se completó a lo largo del siglo siguiente.
Solo una vez en su historia el castillo de Foix fue tomado por la fuerza de las armas. Esto ocurrió en 1486, durante un conflicto militar entre las dos ramas de la familia Foix. Esta toma del castillo se llevó a cabo mediante una traición en la familia. El castillo siempre sobrevivió a todos los asedios externos.
A partir del siglo XIV, los condes de Foix fueron abandonando el castillo para trasladarse a un lugar más confortable como era el palacio del gobernador. Desde 1479, los condes de Foix se convirtieron en los gobernantes de Navarra y, más tarde, reinaron en Francia.
El Castillo de Foix continuó existiendo como una fortaleza defensiva para tiempos de guerra. Particularmente relevante fue su papel en el período de las guerras de religión, cuando el Castillo de Foix fue el único de todos los castillos de la región que se mantuvo intacto ante el Cardenal Richelieu, quien dirigió una ola de ataques para destruir todos los castillos del país.
Antes del comienzo de la Revolución, el castillo funcionó como guarnición militar. En este momento fue visitado por figuras tan famosas como en capitán de los mosqueteros reales Tréville (conocido por la mayoría como uno de los personajes de la obra literaria de Alejandro Dumas «Los tres mosqueteros»).
Después de la Revolución, el castillo fue utilizado exclusivamente como una prisión. El Estado calificó al Castillo de Foix como «prisión departamental» y comenzó a acoger no solo a los presos que cumplían condena, sino también a personas objeto de investigaciones y detenidos por diversos delitos.
Llaves expuestas en el museo del Castillo de Foix.
Desde sus tiempos como prisión, fueron varios los cambios arquitectónicos que se llevaron a cabo en el castillo. Entre ellos, se añadió un nuevo edificio para albergar la administración de la prisión. Las condiciones de detención de los prisioneros eran horribles y, además, la prisión estaba llena de reclusos, por lo que a menudo necesitan espacio adicional. En 1864, ante el masivo hacinamiento, en la ciudad de Foix se construyó una nueva prisión a la que fueron trasladados los presos del castillo.
Al final del siglo XIX, y gracias al interés despertado en la sociedad por la herencia histórica medieval, el Castillo de Foix fue clasificado como monumento histórico, lo que hizo posible comenzar su restauración. Utilizando las nuevas técnicas de restauración del famoso arquitecto francés e historiador Viollet-le-Duc, se trató de devolver al castillo a su aspecto medieval.
El Castillo de Foix aparece hoy ante nuestros ojos como un maravilloso resultado de aquel difícil y laborioso trabajo. Desde 1930, el Castillo de Foix es un museo del departamento de Ariège. Las diferentes exposiciones del museo hacen un recorrido por los diversos períodos históricos desde la antigüedad hasta finales de la Edad Media.
Castillo de Foix en el mapa
Castillo de Foix desde el aire