Caminando por la orilla del sinuoso río Tarn se puede encontrar el Castillo de Brousse, en la comuna de Brousse-le-Château, departamento de Aveyron, Francia.
Habiendo sido propiedad de los condes de Rouergue y Toulouse, los orígenes de la fortaleza de Brousse se remontan al siglo IX, cuando fue el lugar de reunión de los obispos de Albi, antes de pasar a manos de los señores ricos de Arpajon. Durante quinientos años, varias generaciones de la familia llevaron a cabo una variedad de planificaciones y remodelaciones del castillo antes de que Catalina de Arpajon abandonase la fortaleza en el año 1700.
Desde la torre de Picard, que pudo haber sido la primera torre principal del castillo, en el patio inferior y superior, entre las paredes de la fortaleza… el visitante podrá recorrer toda la historia arquitectónica del castillo: la arquitectura medieval militar y de la tercera edad renacentista remodelada en el siglo XVIII es visible todavía en el interior del Castillo de Brousse.
En una de las torres del castillo ocurrió el episodio más destacado de la historia de esta fortaleza. Allí, un episodio trágico tuvo lugar en la vida de Helena de Castelnou cuando tenía únicamente 6 años. Jean Arpajon quiso casarse con ella en 1348. Ante la indefensa Helena, el hermano de Jean decidió encarcelar a éste último en el propio castillo, permaneciendo en esta situación hasta su muerte en el año 1404.
La pared foritificada del Castillo de Brousse logró sobrevivir a nuestros días. Desde lo alto de las murallas se pueden contemplar paisajes abiertos de excepcional belleza.
Castillo de Brousse a los pies del río Tarn.
Actualmente, el Castillo de Brousse, renovado y catalogado como monumento histórico desde 1945, presenta espectáculos y exposiciones que complementan una agradable visita con uno de los pueblos más bellos de Francia a sus espaldas.
Castillo de Brousse en el mapa
Castillo de Brousse desde el aire